Durante varios meses observé en los días de recogida de muebles viejos la facilidad con la que nos desprendemos de ciertas posesiones, especialmente de los colchones. Era triste ver cómo acababan en la basura objetos que habían formado parte durante mucho tiempo de la vida cotidiana de sus anteriores dueños, y cómo eran privados de la categoría de recuerdo al ser renovados.
Quería hacer algo bonito de algo triste, quería darles su protagonismo y relevancia: quería convertirlos en recuerdos.
Tras fotografiar más de ochenta colchones a lo largo de varios meses por varios barrios de Barcelona, el proyecto resultó en la selección de cuatro imagenes de las que se hizo una tirada limitada de 50 postales con cada fotografías, que viajaron desde Barcelona a distintos países del mundo a amigos y fotógrafos. ¿La finalidad? Dar una nueva función, con otro significado y apego, a esos deshechos de recuerdos.